Parece estar cerca o
ya ha llegado, parece que el destino predecible del ‘Desastre mundial’ a que
nos llevaba el Imperialismo Occidental liderado por los Estados Unidos es un
hecho. El desastre, advierten, será su ‘respuesta’ si ellos no lideran el
mundo. Lo cierto es que ya está en nuestras puertas y muestra sus zarpas
asesinas sin pudor y con una crueldad indescriptible e inhumana.
Antonio Sánchez Rodríguez
Redacción 15 de octubre de 2024,
Publicado el 18 de octubre de 2024
I.- SITUACIÓN ACTUAL
Los secuaces bélicos del Imperio de
occidente ya lo están llevando a cabo desde dos de sus tres puntos estratégicos
(pivotes) que manejan a su antojo los EE.UU. para conseguir el control mundial:
1. Israel (Asia Occidental y Central y
África);
2. Ucrania (Euroasia)
3. y el tercero, Taiwán (Asia-Pacífico o Mar de China), parece costarle más, pero todo se andará.
Antes que nada hay que poner el foco allí donde los grandes medios lo difuminan. Los medios subdividen el problema potenciando la personalización de los sucesos, cuando realmente son procesos estructurales y estratégicos. La idea es ocultar a los Estados culpables y atribuir la responsabilidad a personas concretas como Volodímir Zelenski, el ‘insaciable solicitante de armas’, o el ‘loco’ Netanyahu genocida como los responsables que meten en aprietos y atraen a la guerra a EE.UU. y a la UE…
No olvidemos una realidad que por ejemplo Andrés Piqueras nos evidencia y que justifica claramente dónde se centra la responsabilidad de lo que sucede:
Los EE.UU. es la única potencia con capacidad de ejercer
el imperialismo mundial de forma total: cuenta con más de 1000
bases militares o puestos avanzados en todo el mundo, que le convierte “en
la mayor amenaza intervencionista de la historia.”
La Casa Blanca posee una cobertura mundial que le permite realizar un ataque efectivo, en cualquier parte del planeta, en un tiempo máximo de 30 minutos. Al mismo tiempo, puede movilizar a un pequeño ejército, hacia cualquier parte del globo, en cuestión de horas” (pág. 25 de Intervencionismo y Guerra Integral).
En definitiva, desde los dos puntos estratégicos o ‘pivotes’ activos, siguen instrucciones, si bien no cesan de incitar a expandir la guerra por el mundo, para implicar directamente a los EE.UU., como demuestran los ‘portavoces’ mencionados: Zelenski y Netanyahu. Por otra parte es fácil comprobar que existe la conexión entre ambos facilitada por y quien los une en sus actividades bélicas.
A fecha de hoy, el primero (Ucrania) acaba de entregar el ‘testigo’ al segundo (Israel) toda vez que los EE.UU.-OTAN y UE asumieron la derrota ucraniana, por su imposibilidad de vencer a Rusia, y su papel a jugar ya es otro, pero el imperio necesita mantener la atención y la tensión, así como transmitir el mensaje de hasta dónde es capaz de llegar según su estrategia y de qué manera. Así echan a andar el ‘pivote’ israelita, que multiplica el terror ucraniano. Lo lanza con descaro el ‘portavoz’ Netanyahu en la 79 sesión de la Asamblea general de la ONU el 27 de septiembre, con el siguiente mensaje: “No hay lugar al que no llegue el brazo israelí y eso se aplica a todo Oriente Próximo”, advirtiendo a Irán y al mundo. Terminada dicha amenaza, desde el interior mismo del edificio ‘que quiere ser garante de la Paz’, cursa la orden recibida de otro crimen de guerra más: el de arrasar una manzana entera del sur de Beirut con decenas de bombas para acabar con el líder de Hezbolá Sayyed Nasralá, dejando innumerables civiles muertos y otros desaparecidos bajo los escombros… Hemos de saber que este método de actuar no es casual, es aplicación de la “doctrina” inhumana del ejército judío “Dahiya”, o la “doctrina” “Aníbal”; ambas son justo el genocidio que hemos visto e ilegales para la comunidad Internacional, pero ya utilizadas en Gaza, sin coste alguno, y las repite en Líbano y Beirut.
Tres días más tarde, borracho de éxito genocida, ordena la entrada de su ejército en Líbano (un país soberano) en la madrugada del día 30 de septiembre, sin cesar de exhibir su ira prepotente y establecer el terror en la población civil, seguro del apoyo incondicional del “jefe”, los EE. UU., y el de los obedientes lacayos europeos, dado que no es la primera vez que una intromisión en un país soberano como Líbano, se ejecuta con poco coste.
En cualquier caso, esta agresión a Líbano no es nueva, de hecho permanecen en la frontera entre Líbano e Israel los cascos azules en la misión UNIFIL, cuyo objeto es garantizar la paz, facilitar el acceso de ayuda humanitaria a la población civil y el regreso voluntario y seguro de las personas desplazadas, y a fecha de hoy también está siendo atacado por el ejército judío ante el silencio de las Naciones Unidas, que al menos ha rechazado la petición de Israel de la retirada de los soldados internacionales. ¿Hasta dónde dejarán llegar los EE.UU. a Israel? ¿Cuál es el límite?
Lo que se sabe es que los EE.UU. han dado carta blanca de actuaciones de guerra a Israel, dados los supuestos éxitos bélicos genocidas. Pero ha sido la respuesta de Irán del 1 de octubre con su ‘Operación True Promise 2’, con una eficacia inesperada, que sólo aparece como una advertencia, la que marca la necesidad de reestudio de la situación… Un paso más de Israel hacia Irán puede abrir la guerra por todo el Oriente Medio e incluso extenderse por otros Estados.
La situación para Israel es complicada porque parar sería el inicio de su derrota, como lo está siendo en Ucrania, para ambos la presencia y participación del ejército estadounidense es obligada para equilibrar la situación bélica, pero su final no sería muy diferente si dan un paso ‘por libre’ y los EE.UU. no se incorporan a una guerra contra Irán por un lado y con Rusia por otro, porque, ¿a quién más podría extenderse? Además, los EE.UU. mantienen grandes dudas sobre su éxito en sus propias guerras lejanas, a sabiendas de sus fracasos en Vietnam o más recientes en Siria o en Afganistán.
Irán, ese es el gran objetivo de Israel: derrotar a Irán, para hacer la ‘Gran Israel’ sin árabes, pero no coincide con el de los EE.UU., y menos aun teniendo las elecciones de noviembre en puertas. Eso es lo que ha frenado o estancado el avance israelita en Líbano y se queda en los bombardeos asesinos a Beirut e incluso a instalaciones de los cascos azules, enfrentándose a la comunidad internacional. “Nada ni nadie nos frenará”, dijo Netanyahu, muy consciente de que la marcha atrás que significaría su derrota les haría desaparecer del mundo. No desaparecerán los gazaties, ni los libaneses o iraníes, sino un Israel que de momento ha perdido toda credibilidad ante el mundo como pueblo respetuoso de la vida y de los Derechos Humanos, que da por sentado su derecho a matar bajo el fanatismo, psicopatológico y talmúdico, de “una verdad revelada”. No hay otros argumentos.
Israel ha superado todas las barreras, todo lo que está bajo su control, sea propio o ajeno. Porque lo ajeno lo hace suyo también. Todo será utilizado para su interés. Lo ajeno lo será porque estará controlado por sus herramientas de espionaje, como el conocido ‘Pegasus’ o la detectada por Canadá, ‘Quadrem’, y otras aplicaciones que serán factibles de uso para sus intereses. Es el país que tiene más aplicaciones de espionaje del mundo…
Bajo la aplicación de su necropolítica, ha utilizado el engaño múltiple de sus productos o servicios que pueden, en un momento dado, ser utilizados como ‘arma de guerra’ incluso para matar. De ahora en adelante, después de utilizar los buscapersonas y los walkie-talkie para herir y matar indiscriminadamente, ni una lavadora o electrodoméstico robotizado con tecnología 5G fabricado por Israel será fiable, a nadie se le ocurriría comprar a partir de ahora ningún aparato de comunicaciones, y mucho menos que una empresa israelita ejecute las instalaciones de cableados para redes informáticas, Centro de Proceso de Datos (CPD), o cualquier actividad de tratamiento de datos, porque el riesgo para que instalen ‘sniffer’ y otros software o hardware ‘ocultos’ para controlar toda la información, es total, y por cierto no es la primera vez.
Posiblemente gran parte de los Estados y
la ciudadanía se lo pensarán a partir de ahora en las relaciones comerciales
con Israel, incluso sus ‘socios’. Israel no tiene amigos, todos son
investigables, todos somos sospechosos, todos somos potencialmente
antisionistas o antisemitas. Pedro Sánchez, Macron o Merkel y muchos líderes
políticos también han sido vigilados con Pegasus, así como periodistas,
posibles adversarios, etc.
Finalmente, ha quedado
tan demostrada ante el mundo su crueldad en los últimos enfrentamientos bélicos
y más concretamente en el genocidio de Gaza y su extensión en Líbano, que el
que siga actuando con sus mismas reglas genocidas sin frenos de nada ni de
nadie, ha arrastrado con ellos a todas las instituciones calificadas como
democráticas, a todo el Occidente colectivo y al mismísimo sistema democrático
por su falta de imparcialidad y doble vara de medir, dejando al descubierto el
sistema de mentiras de la democracia neoliberal y facilitando la llegada con
éxito a las ultraderechas al ‘jardín’ de Occidente.
Lo más rotundo que se
ha llevado por delante ha sido una de las más pretenciosas instituciones
internacionales, la ONU. Hoy ha quedado demostrada su incapacidad para cumplir
con los compromisos de su creación de frenar las guerras y genocidios. Hoy la
ONU es absolutamente irrelevante.
Nota:
El 15 de
octubre de 2024 Israel ha comunicado, según El
País, que se abstendrá de atacar el programa nuclear y la infraestructura
petrolífera de Irán.