Vientos de Cambio Justo

viernes, 1 de noviembre de 2024

GAZA, LÍBANO… ¿QUÉ MÁS TIENE QUE OCURRIR? (II)

Esta segunda parte, trata sobre la utilización de un método eficaz de referencia y un repaso rapidísimo a la historia que confluye en la situación inhumana actual en Oriente Medio.

Imagen, Parque de Cabarceno

Antonio Sánchez Rodríguez

1 de noviembre de 2024


II.- CÓMO SE HA LLEGADO A ESTA SITUACIÓN

Introducción:

El artículo “Gaza, Líbano… ¿Qué más tiene que ocurrir? Publicado el 18 octubre 2024 en este mismo blog, se inicia con  una “Situación actual” que siendo tan catastrófica y desconcertante parece que obliga a preguntarse: ¿Cómo se ha podido llegar a esta inhumana y aberrante situación?

Responderla puede hacerse con una obviedad simple como a la que nos hemos acostumbrados: “de estos polvos vienen estos lodos”, o más bien requiere una de cierta complejidad, porque tendríamos que recurrir a la Historia de buena parte del mundo, esencialmente de Occidente. Evidentemente optamos por la segunda, evitando meternos, eso sí, en un charco sin límites.

La complejidad puede aumentar porque, además, supone desenmascarar las manipulaciones de la historia que nos han contado, distorsionando la realidad. Por otra parte es compleja por la variedad de actores, países, así como intereses cruzados económicos, sociales, políticos y culturales, que han intervenido. Todo ello requiere, y así lo intentaremos, aproximarse a algunos ‘escenarios’, viéndolos con cortinajes descorridos y con la tramoya al descubierto.

 

El Método:

El método no puede ser otro que utilizar las claves del marxismo en la evolución de la historia, o acercarse lo más posible a ellas. Un indicio de éxito de dicho método, por certero, es que nuestros adversarios utilizan esta filosofía la estudian y la aplican sibilinamente, para adelantarse y frenar las inminentes protestas que producirían sus interesados cambios. Lo aplican así:

a) diseñar estrategias reaccionarias para confundir a la población,  

b) desviar el imaginario social con campañas y

c) frenar el desarrollo natural de la historia que puede cuajar en los países, para ellos ‘izquierdosos’.

-Ver artículo sobre utilización de la CIA del marxismo: (La CIA y la llamada ‘Teoría Francesa’). Dejo dos enlaces a pie de página [1]

Una clave importante, para saber cómo hemos llegado hasta aquí, sería fijarnos en la historia y comprobar cambios que han influido para llegar a la actual situación, a sabiendas de que: “Los cambios históricos están en principio determinados por los cambios de modos de producción”.

Los cambios en los modos de producción tanto técnicos como tecnológicos o cambios organizativos producen fuertes tensiones en la relación laboral  tensionando la lucha de clases. Sobre esto hay que decir que es el mundo laboral el primero que debería reaccionar ante esas visibles tensiones, y no sólo reaccionar e ir a rastras de sus pretensiones,  sino adelantarse a ellas y no adoptar la repetida posición de resistencia a los hechos consumados e implantados, porque como decía en el párrafo más arriba, las élites utilizan nuestro marxismo anticipadamente para estar los primeros en la implantación de medidas.

El mundo laboral, sindicatos de clase y también partidos políticos de la izquierda tienen la obligación de mantener un continuo análisis no sólo de los que sucede sino de lo que viene a continuación, porque sabemos sobradamente lo que quiere el capital, y las transformaciones que tienen en cartera, para avanzar en su dominio, poder y beneficios; por tanto, podemos con antelación frenar sus intentos o implantaciones antes de que los lleven a cabo.

No en vano el mundo del trabajo es el núcleo social que primero las sufre y ahí está su responsabilidad junto a la de sindicatos de clase y partidos de izquierda, porque a partir de él se expandirá al resto de la sociedad.

Insistimos en que de estos cambios somos testigos, aunque pueden pasar desapercibidos al principio, porque cada vez se producen en menores espacios de tiempo -sirva de ejemplo: El teletrabajo, la aparición de nuevos sectores laborales, la individualización del trabajo encaminado a un emprendimiento personal o falsos autónomos, la evolución de máquinas herramientas a robots, control de horarios, cámaras de vigilancia en los puestos de trabajo, o nuevos algoritmos como la Inteligencia Artificial a aplicar a tareas laborales, etc.-, todos influyen con su aplicación consecuentemente (como decía anteriormente) en la superestructura política e ideológica que han de adaptarse a las nuevas condiciones, del mismo modo que todo el mundo del trabajo, dado que estas situaciones son bidireccionales. La cuestión es en qué medida y condiciones se implantarán.

 

El origen del desastre mundial actual nos lo cuenta la historia:

Decíamos que si miramos en la Historia y los momentos clave que fluyen en la misma dirección o el camino hasta donde hemos llegado, deberíamos buscar un cambio en el sistema productivo o pactos sobre alguno de ellos que tuviese indicios originarios hasta colocarnos en el trágico ahora.

La más posible alternativa sería detenernos justo en un potentísimo cambio histórico determinado, como hemos dicho, por cambios previos de los modos de producción, como fue: la transición del feudalismo al capitalismo, (¡sorpresa! Porque apareció “El Capitalismo”). Y he aquí el origen del problema y el preludio del actual “desastre mundial”. En cualquier caso fijar una fecha concreta en esa evolución no es fácil, dado que dicha transición se inicia a la mitad del siglo XIV; en cambio ubicarlo en un momento más concreto, después de debates sociológicos, económicos e históricos, no se fija hasta el siglo XV.

Andrés Piqueras, del que ya hablamos en la primera parte, con una visión histórica conectada, lo potencia unos años más adelante y además como embrión de los imperios en la Edad Moderna ubicándose en el siglo XVI conocido como “El siglo de los descubrimientos”, nos dice:

 

Hay que recordar que EE.UU., como líder y colofón del que ha sido Imperio Occidental durante los últimos 5 siglos -y que todavía actúa coordinadamente bajo sus órdenes-, es la única potencia con capacidad de ejercer el imperialismo mundial de forma total.

Otro momento histórico clave, inmerso ya totalmente en un sistema capitalista, son los años también muy influyentes para llegar hasta la sociedad de hoy, como son los de la Revolución Industrial (1760-1840) de ingleses y alemanes, poco después se incorporarán los EE.UU. y Japón. Si entendemos que ‘industria’ implica obligatoriamente ‘energía’ nos iríamos a directamente a las minas de carbón que ya funcionaban poco antes de la mitad del siglo XVIII (1730, 1750…).  En estos momentos el abuso, maltrato y explotación de la clase obrera no tuvo parangón, creando forzosamente una potente conciencia de clase y la necesidad de organizarse: tenían que trabajar 12 horas diarias los 7 días de la semana, y sus condiciones de vida en los suburbios donde malvivían no eran mejores que las del  trabajo. Un inciso: en el 1789 se produce un alzamiento burgués contra la monarquía en Francia. La Revolución Francesa.

Con la industria minera que se desarrolla con fuerza en los primeros años del siglo XIX (1805, 1808…) llega a una auténtica ebullición industrial, que se manifiesta manteniendo el trato a la clase obrera de manera cruenta a la mitad de este mismo siglo, y ya advierte en la práctica hasta dónde sería capaz de llegar (hoy lo comprobamos horrorizados donde ya han llegado). Como respuesta en los años 1830 a 1840 se fundan asociaciones obreras en Europa. La Primera Internacional en el 1864.

Estos avances industriales del sistema capitalista de las diferentes naciones acaban en disputas tan básicas como la necesidad de controlar suficiente materia prima como de poblaciones para vender sus productos y no mermar su acumulación de capital. Por otra parte estas necesidades son el origen del colonialismo en Asia y África y por ende se constituye el imperialismo occidental. Estos intereses generan el Primer Gran Desastre como fue la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

Hablaba de las necesidades “básicas” de las élites (materias primas y muchas tiendas), para seguir aumentando la acumulación de su capital. Ni que hablar del ya institucionalizado robo de la riqueza generada en la producción por el mundo del trabajo (plusvalía), que era legítimamente obrera. Lo trágico es que este interés y avaricia de diferentes naciones lo acabó soportando la mayoría de los pueblos que se vieron involucrados en sus guerras: desde civiles, trabajadores o soldados, porque dicha guerra causó un total de bajas civiles y militares de unos 40 millones de muertos  y unos 23 millones de heridos. Así se iniciaba el  Siglo XX, este era un matiz del Capitalismo no contado.

 

Una raya en el agua, que desequilibró el mundo. La revolución Rusa:

No obstante hubo un suceso durante este desmadre mundial que dejó a las poblaciones y diferentes naciones desvastadas económica, social, política y culturalmente, que protagonizó un país sometido al mandato de una monarquía zarista cuya población era prácticamente ignorada y abandonada a su suerte incluido sus soldados, que sufrían grandes pérdidas en el encuentro bélico en el que participaban, la Primera Guerra Mundial. El hecho resaltable es que el pueblo ruso tomó la iniciativa y provocó el derrocamiento del régimen zarista imperial durante la Revolución de febrero, seguidamente instaura un Gobierno Provisional, y entre febrero y octubre de 1917 proclama la República Rusa que disuelve tras la Revolución de Octubre, proclamando la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (RSFS de Rusia).

En el proceso participaron diferentes grupos socialistas, si bien tomaron  pronto preponderancia los “consejos de trabajadores” o soviets con participación de grupos socialistas más exigentes, que en principio permitieron al gobierno provisional gobernar, pero insistieron en una prerrogativa para influir en el gobierno y controlar diversas milicias. Hubo por ello un período de Poder Dual en el que El Gobierno Provisional tenía el poder del Estado, mientras la red nacional de (consejos) sóviets, liderados por los socialistas tenían la lealtad de las clases bajas y la izquierda política. Finalmente una facción del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR) llamados bolcheviques dirigidos por Lenin más otras facciones socialistas frenaron la decisión del Gobierno Provisional de continuar la guerra con Alemania e incluso formaron destacamentos de obreros y junto a ellos e incluso soldados derrocaron al Gobierno provisional formando el primer gabinete el 8 de noviembre de 1917 como primer Gobierno que presidió Lenin como Jefe de Gobierno y Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo de la RSFS de Rusia, por decreto del II Congreso Panruso de los Soviets.

Otras revoluciones le siguieron, siendo la soviética un punto de referencia, como la de China que comenzó en el 1927 y terminó en el 1949, Vietnam en el 1945, Corea del Norte 1948, Cuba 1953 o Laos en el 1975. Y entre medias de ellas en muchos gobiernos se fue ganado influencias para establecer la participación por derecho propio de las izquierdas populares para dirigir su propio destino, como la II República española de 1936.

O sea que ya nos vemos metidos de lleno en el siglo XX.

NOTA

La tercera y última publicación será sobre la segunda mitad del siglo XX inmediatamente después de la II Guerra Mundial

 [1] La CIA y la llamada ‘Teoría Francesa’

·         https://www.elviejotopo.com/topoexpress/la-cia-y-la-llamada-teoria-francesa/

·         https://www.lahaine.org/mundo.php/la-cia-y-la-llamada