El fomento del odio es una
importantísima arma de guerra, que forma parte de una estrategia cuidadosamente
estudiada para el desprestigio absoluto del contrincante, enardecer las fuerzas
propias e involucrar adeptos externos, frente a un supuesto enemigo “irracional,
totalitario, violento, terrible, cruel y sanguinario…” que pudiera ser un
peligro común e inminente también para para los adeptos.
Antonio Sánchez Rodríguez
28 de
febrero de 2023
El
conflicto existente entre Ucrania y Rusia, a estas alturas ha quedado al
descubierto. No es solo un enfrentamiento directo de Rusia con Ucrania. El
conflicto real es una lucha abierta entre EE. UU. y la OTAN contra Rusia, de
momento… En este sentido, Ucrania está siendo utilizada como cabeza de turco
inducida, como pivote o anclaje desestabilizador en Eurasia en concreto contra
Rusia, como lo es Taiwán en el pacífico de cara a China o Israel en el oriente
medio de cara a Irán.
Sea
dicho que existe un acicate real y es que Ucrania no es ‘amiga’ de Rusia en la totalidad
de su población (y viceversa) y sostiene conflictos internos respecto a la soberanía
de repúblicas populares del oriente ucraniano que conforman la frontera con
Rusia. No debemos olvidar que han sido republicas o estados hermanados bien por
un imperio o bien por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS),
hasta el 24 de agosto de 1991 con la disolución de la Unión Soviética.
Este
conflicto estaba encauzado y en vías de resolverse desde 2015 con el tratado de
Minsk, pero al parecer las ‘terceras partes’ dejaron pasar el tiempo interesadamente,
en tanto la OTAN se extendía desde el 1999 hacia el este de Alemania y más rápido
desde el 2015, saltándose acuerdos con Rusia y los EE. UU. formalizados en el 1991. Entre dichos
acuerdos aparecía: ‘No se realizaría dicho crecimiento, en las cercanías de la frontera
rusa’, lo que implicaba que el incumplimiento realizado significaba toda una provocación para
inquietar a Rusia y llevarla a un 24 de febrero de 2023, cuando todo el
escenario había cambiado: las reservas militares en Ucrania habían sido
notablemente potenciadas y las bases de la OTAN eran una amenaza evidente.
Igualmente
sea dicho que independientemente de la situación actual, ni Zelenski ni Putin son
precisamente dirigentes de sistemas políticos ejemplares ni uno ni el otro… otra cosa son los ‘pueblos’ ruso y
ucraniano, que irremediablemente ajustarán sus vidas hacia un futuro cierto,
porque su vieja cultura será una base para abrir el nuevo camino futuro sin
guerras.
Dicho
esto, no quería detenerme mucho en estas cuestiones y recomendarle al lector que
sobre el conflicto Ucrania-Rusia pueden leer el magnífico artículo publicado es
este mismo blog por Rosario Granado el 19 de abril de 2022 a pocos días del
reinicio del conflicto: 'LA GUERRA DE ZELENSKI' cuyo enlace dejo al pie del
artículo [1].
Ahora no sólo hay que odiar a Rusia, sino
TODO lo ruso.
Desde
el reinicio del conflicto en febrero se puso en marcha toda la maquinaria de
guerra, que no son sólo las armas de EE. UU. y de la ‘humillada’ Europa y de algún
otro estado del “Eje del Bien”, sino también las sanciones de todo tipo, y la
no menos importante máquina de difusión de mentiras y propaganda
tendenciosa, que en este caso, dada la potencia de la tecnología, las
repercusiones son enormes, como enorme está siendo el nivel de odio aplicado a
lo ruso. Y lo más duro e insoportable es que ‘lo ruso’ incluye inevitablemente
a sus gentes: mujeres, ancianos y niños… estas son las figuras o imágenes que
la TV nos ponen cada día alterando nuestros sentimientos y sensibilidad
causándonos un dolor interno enorme, solo que no son rusos lo que nos ponen sino
ucranianos, pero la verdad es que también existen en Rusia mujeres que enviudarán, niños horrorizados y ancianos en soledad, e incluso en las
bombardeadas, por ser repúblicas populares del este de ucrania, por ‘prorusas’.
No son
bastantes las sanciones, la propaganda, ni es bastante la ayuda militar a
Ucrania en continua escalada, que por lo que marca la gráfica ascendente, no
tiene límites. No es trivial, ni ninguna exageración, la pregunta de Ione
Belarra ¿Enviaremos soldados a Ucrania? Cuando la respuesta previa antes de los
envíos ya realizados marcaban límites que hoy han sido superados.
La
España franquista se unió al fascismo alemán y ya envió a la “División Azul” a
luchar contra la Unión soviética, hoy este gobierno de coalición no podría
repetirlo, pero sí ha ido cediendo en el nivel de tipo de armamento, lo que da
pie a pensar y preguntarse: ¿Lo acabará pidiendo EE. UU. en su propia lucha por mantener su
hegemonía unilateral en el mundo?, porque los EE. UU. han perdido toda
credibilidad, ya que si guardó silencio cuando culparon a Rusia del atentado
contra el gaseoducto Nord Stream, y ahora se conoce su participación ¿Qué
credibilidad tiene esta gente como Noruega, Dinamarca, Islandia, e incluso Suecia y la misma Alemania,
etc.?
Las
voces que cada vez suenan más veces y con más fuerza son: ¡Rusia ya no es de
este mundo!, de este ‘jardín’ diría Borrell. Rusia debe ser anulada, alejada,
desgastada.., en definitiva: eliminada. Y no es la primera vez, porque Rusia es un
país enorme y de enorme riqueza (la Eurasia o corazón del mundo) siempre ha
sido objeto de deseo, sobre todo de occidente… Este deseo ha ido emparejado de
una insatisfacción perenne por no poder conseguirlo, y me recuerda al cuento de
la zorra y las uvas, “si no alcanzo a las uvas, no importa… realmente no están
maduras.” Pero vuelven a intentarlo, lo más cerca que han estado de conseguirla fue a partir del 1991
(hace tres décadas) desde que el pueblo ruso cayó en depresión con un dirigente
títere como Yeltsin, como le ocurrió a la España del 98, pero a partir de la
segunda década levantó cabeza. Que conste que ‘el pueblo’ ruso lo hizo, pese a sus
oligarcas y gobiernos, se recuperó.
Nuestra razones.
Pero es
más, si apuntan concretamente a Rusia, tenemos razones para defender al ‘pueblo’
ruso, pero no menos que al ucraniano que formaba parte del mismo Imperio Ruso e
incluso de la URSS, ambos fueron rusos les guste o no, y solo a partir del 1991
dejó de serlo Ucrania. Ahora serán lo que cada pueblo quiera ser. Otra cosa es
si ambos pueblos (que no sus dirigentes) respeten, sin guerras, sus soberanías,
porque son sus diferencias y son ellos quienes deben resolverlas. De momento
hay demasiada gente en el conflicto, y algunos bajo sospecha de que no les
importe mucho las vidas humanas de ambos bandos.
El
caso es que el odio contra Rusia y su pueblo se ha desbocado, hasta en las competiciones futbolísticas
Rusia ha sido marginada. Comenta por ejemplo el periódico ‘AS’ el 23 de
noviembre de 2022:
“Rusia y todo lo que le rodea ahora mismo es apestoso. La FIFA sacó a Rusia de la repesca al Mundial de Qatar (que tendría que haber jugado ante Polonia), al igual que sus clubes fueron excluidos de las competiciones europeas.”
Hace
unos días Zelenski pide que Rusia no participe en los próximos “Juegos
Olímpicos de París 2024” y desde hace meses los y las deportistas de Rusia no
pueden participar en competiciones, los directores de orquesta no podrán
participar en los actos incluso programados, las noticias rusas son vetadas y
si alguien sintiéndose adulto y capaz de analizar y decidir por sí mismo, Borrell
responde: la mejor libertad de expresión es que no llegue la propaganda rusa.
Con este
panorama asaltan las dudas de nuestras democracias y cabe preguntarse ¿Quemarán
los libros de los autores rusos? ¿Destrozaran las partituras de los músicos
rusos? ¿Lo harán también con los espectáculos de ballet clásicos y populares? y
le impedirán la entrada a sus bailarines ¿vetaran su cine en todos los eventos
cinéfilos del mundo occidental? ¿su teatro?, etc.?
Por
otras partes recuerdan la posible diatriba geográfica de Rusia entre el
occidente y el oriente, pero es que no debieron tener muchas dudas de definirse
en la cultura occidental, porque un altísimo porcentaje de su población, ya en
los años de la I Guerra Mundial, vivía en países europeos, era un hecho a
partir de ese momento en el que Rusia era tan o más europea que las
autodefinidas. Las relaciones culturales se han proyectado e intercambiado con
Europa. Desde el siglo XVII el imperio
ruso de Pedro I el Grande fijó los Urales como accidente geográfico
singular hasta el que llegaba Europa, esa zona
calificada como Europa fue fortalecida por Catalina II la Grande hasta
la revolución de 1917 y nuestros días.
Ambas etapas la imperial y la soviética incumben a España. En la primera los
historiadores asemejan el proceso histórico de dominio, luchas, conquistas y
derrotas casi coincidentes en los años. Otra razón en la etapa soviética
respecto España también nos compromete, pero hubo más, sobre todo el interés
cultural mutuo. Pueden ver más detalles interesantes de relaciones comunes en los enlaces que
dejo al pie [2] y [3]. Decía que en cuanto a la etapa soviética, el comportamiento de
la URSS con nuestra II República fue especialmente notable y decidido con sus
aportaciones de material sanitario y armas, con los inconvenientes del largo
viaje e impedimentos de fronteras, sin olvidar la acogida de los niños republicanos. Sobre todo si lo contrastamos con el comportamiento de 'no
intervención' de Francia y de Inglaterra, si bien el de éste país que fue algo peor aún. A este último el
poeta León Felipe dedicó su poema “Vieja raposa” que comenzaba así:
vieja raposa avarienta,
que tiene parada la Historia de Occidente hace
más de tres siglos,
y encadenado a Don Quijote.
La cultura rusa y española, no tan lejanas
Sin
entrar en una profundidad de historia literaria, nos limitamos a una vivencia directa
de la generación nacida en los cincuenta que tuvimos que ver-leer-aprender
muchísimas cosas de grandes literatos de origen ruso. Adolescentes en el mundo
gris del franquismo se encontraron con unos libros increíbles del realismo
soviético, escuchamos música clásica de autores con nombres rusos que han
perdurado todos estos años confundiéndose con los europeos. Más adelante en el
2002 pudimos comprobar, aquí en Sevilla
que el impresionismo ruso, nada tenía que envidiar al francés y cuatro
años más tarde en el 2006 el Guggenheim mostró unas 300 pinturas rusas
sencillamente impresionante. Los rusos no eran diablos…
Como
sería demasiado largo este mundo cultural que tanto nos aportó, sólo nos entretendremos
en la literatura que marcó una manera de entender a un pueblo que no era el nuestro,
pero que poco o nada cambiaba entre ambos en sus deseos, por ejemplo, difícil de olvidar:
- Fiódor
Dostoyevski: San Petersburgo 1881. Crimen y castigo. Los Hermanos Karamazov
- León
Tolstóy: Lípetsk 1828. Guerra y Paz, Ana Karénnina y cuentos.
- Anton
Chejov: Taganrog 1860. Tío Vania. El jardín de los cerezos. Teatro y cuentos
- Máximo
Gorki: Nizhni Nóvgorod 1868. La madre. Los bajos fondos.
- Antón
Makárenko: Bilopol 1888. Poema pedagógico.
- Mijaíl
Shólojov: Jútor de Kruzhílino 1905. El Don Apacible. Tierras roturadas.
Hemos de decir que había reciprocidad, la cultura rusa conocía perfectamente la europea, en este sentido se conoce que entre todas las obras extranjeras, quizás sea la más conocida en Rusia la inmortal novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, y los rusos visitantes de Europa la leyeron en francés en el siglo XVII y a principios del XVIII y en 1768 aparecieron en las librerías de San Petersburgo, a la venta en lengua gala. La primera traducción al ruso se hizo a partir de una versión francesa y data de 1769. Hubo que esperar hasta 1838 para que la novela se tradujera a la lengua de Pushkin (fundador de la literatura rusa moderna) a partir del original. El espíritu caballeresco influyó en las normas éticas, así como la noción del honor determinaba la conducta.
Más adelante la novela de Miguel de Cervantes se reflejó en el teatro, arte pictórico y escultórico y en el cine, en este último arte se rodó en el año
1957. No menos importante fue su propio cine con la película El Acorazado Potemkim de Serguéi
Eissenstein en 1925.
Conclusión:
No puedo
odiar al pueblo ruso ni al ucraniano, ni a ningún otro. Convencido de que las
guerras las inician las élites y dirigentes y solo las pararán cuando uno de
ellos sea derrotado totalmente. Máxime si detrás están los del “Eje del Bien” interesados
en el ‘desgaste’ de Rusia, y los del ‘jardín’, como imbéciles, no detectan que el
mismo desgate lo está sufriendo ellos (Europa), en cambio los EE. UU. repiten
la jugada de la II Guerra Mundial:
Una Ucrania
destrozada, una Europa (Rusia y el ‘jardín’ occidental desgastados) y unos EE. UU.
sin daño alguno y aumentando sus ingresos por armas y por energía carísima.
Los pueblos
son la única solución.
NOTAS:
[2] Manuel de la Cámara Hermoso, diplomatico cordobes
[3] El Quijote, un arquetipo neoconstituyente de la cultura rusa: primeras traducciones y referencias